Me gusta notar por la mañana el olor de una variedad del napalm sobre el pueblo iraquí.
Me gusta notar que una noticia como esa queda por debajo de los nacionalismos o las deudas que tienen todos los partidos con lo bancos que les apoyan.
Me gusta ver como se convierten en demonios a aquellos que protestan por ser iguales.
Me gusta una vez más oler el napalm y que pocos más lo huelan, porque esa falta de olfato huele a...
¡VICTORIA!
De los cuadernos privados confeccionados a dictado de Nuestro Señor GBush I.
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