lunes, abril 18, 2005

Se visten de rojo pasión con sus mejores galas, firman a la entrada en un libro de registro, les dan un chato de vino y les pasan al salón principal decorado para la ocasión. Disponen de habitaciones para descansar o por si se encuentran mal y salones afterhours... Y hala fumata tras fumata y a dar rienda suelta a la excentricidad jugando al amigo invisible y a quien sabe qué más... ¿A qué me recuerda eso de la fumata?

A eso en mi pueblo lo llamamos la juerga padre, como en las fiestas de Hollywood. Si es que no me extraña que no salgan de ahí en todo el día.

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